Después de dos semanas de espera y cambios de planes, por fin celebramos mi cumple.
Pasamos el día en Santiago del Teide, haciendo la ruta de los almendros que para nuestra suerte, aún no habían florecido... jajaaja. Hacía un día tan bueno, de esos donde el cielo está increíblemente despejado y azul. Esos cielos que sin ninguna duda le encantan a mi madre y a mi siempre me recuerdan a ella.
La ruta fue circular y llena de risas y anécdotas, por supuesto, allí estaba Cristo para contar todas y cada una de ellas. Mi tío y Edu iban en el canto de adelante. Son los deportistas. El resto, íbamos todos atrás.
Me hace muy feliz que hagamos este tipo de cosas, que a pesar del tiempo sigamos siendo capaces de buscar un huequito al mes para pasar un rato juntos. Me encanta llegar con los coches y que antes de empezar preparemos bocadillos sobre la marcha para desayunar, que mi madre tenga el termo de chocolate caliente listo y que a mi me siga haciendo tanta ilusión como cuando tenía 7 años.
Pasar el día en un merendero puedo decir que es uno de mis planes favoritos. Me encanta el ambiente, el frío, los juegos de mesa, que siempre haya una conversación interesante, la hora del café siempre acompañado de un postre casero... de verdad que aquí, estoy muy muy feliz.
Fue un gran día. Ellos se encargaron de que así fuese.
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